‘Blancadoble’: fotografías del mundo (II)

Por tercera vez, dedicamos un post al trabajo de Noemí Elias Bascuñana. En esta ocasión, su objetivo nos lleva hasta China. Sus disparos, audaces pero respetuosos, encuadran la realidad de un país que parece que ya nos sabemos casi de memoria. Echad un vistazo… y nos contáis. De entre todas sus fotografías del mundo, nos fascinan estas, en especial.

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Para combatir la rutina, no hay nada mejor que cambiar de escenario. Y, si no se puede, disfrazarlo. La fotografía sabe muy bien de qué va esto. El encanto de un país se encuentra en saberlo aprovechar cada vez que se visita, saborearlo como la primera vez, descubriendo rincones especiales y diversos en cada ocasión. Dándole a la memoria motivos para seleccionar, en definitiva. En el caso de China, el material sobre el que trabajar es casi inagotable, y la popularidad que está adquiriendo es, precisamente, lo que motiva a contar una versión diferente y más cercana, real, de los hechos. Hace unos años, la fotógrafa Noemí Elias Bascuñana viajó al país junto a su compañero: «Él iba varias veces por trabajo así que, en una de esas, me apunté». Por esta razón, y como le había ocurrido en otros viajes, Noemí pasaba mucho tiempo sola… y pudo hacer muchas fotografías. Una gran suerte.

«Fue una experiencia bastante especial: la gente me miraba mucho, ¡y de una manera muy descarada!», asegura la fotógrafa. Noemí cuenta que a la gente le daba «vergüenza» ser retratada, «pero son tantos» que encontró «muchos candidatos», añade entre risas. «Una de mis fotos preferidas es la de dos hermanos comiendo con el padre; era un rincón muy curioso.» Noemí hizo esta foto en una isla. Confiesa que volver a la península fue una «odisea» que, no obstante, recuerda con «cariño». «Creo que cogimos todos los transportes que existen, menos el avión.»