Hay JESP… y JESP todoterreno. Damià se encuentra dentro de esta última clasificación. Tras sus diez meses en Bélgica y las tres semanas que pasó en Irlanda (entre medio, muchímos otros destinos visitados por placer), ha decidido pasar una temporada en Washington (Estados Unidos), ejerciendo de periodista gracias a una beca de la Fundación La Caixa. Nada más y nada menos.
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Damià es un periodista de 24 años natural de Roses (Girona). Su vocación por la profesión le viene ligada, de fábrica, a la de conocer mundo. «Siempre supe que me gustaba viajar. De niño y adolescente, disfrutaba mucho cualquier viaje familiar, por corto que fuera, que lo eran, y me sumergía en la guía de turno, o incluso la intentaba crear. Fue ya en la universidad, con los vuelos de bajo coste, cuando empecé a disfrutar de Europa con cuentagotas, y fue con el Erasmus, donde forjé amistades de aquí y allá, cuando me lancé seriamente a la aventura de viajar.» Su destino Erasmus, aquel que le daría (más) alas, fue Bélgica. Damià asegura que, desde entonces, ha volado «mucho más» que en los 21 años precedentes, recordando también sus tres meses en Irlanda. «Entre trabajo, estudios y placer tengo amigos repartidos por varios países del mundo y varios rincones de España, un impulso más para viajar y conocer», asegura.
«Es una espiral, sin duda.» Damià no se cansa de viajar. Su última época la disfruta en las Américas. «Llegué el pasado 2 enero a Washington (Estados Unidos) y ya he pisado por trabajo o por placer una decena de estados del país, además de pasar por Canadá y Colombia. Es un continente inmenso, diverso, plural… y del que me gustaría conocer mucho más. Ay, la espiral de viajar…» Allí, trabaja por un año en la delegación de la Agencia EFE en la capital estadounidense. «Llegué con una beca de dos años de la Fundación La Caixa, que incluye un año de periodista nacional y uno de internacional», explica.
Ser un trotamundos le ha permitido entender mejor cómo funciona el engranaje. «Conozco la esencia del término ‘JESP’: en parte sí me siento identificado, aunque pongo en duda lo de ‘sobradamente preparados’, ya que creo que parte de los jóvenes españoles no somos los más preparados, hay jóvenes en el mundo más bilingües, con el inglés, el alemán o el francés mucho mejor, y con una preparación más específica para ciertos campos.« Para Damià, los inconvenientes de estar fuera de España son «pocos». «Las ventajas: mejorar los idiomas, detectar nuevas formas de concebir la sociedad, encontrar ideas para exportar a España, aumentar la tolerancia hacia ‘el otro’ y entender mejor las similitudes y diferencias entre países… Son innumerables.» No obstante, trabaja para una empresa española y se siente igualmente valorado. Más allá de la agencia, Estados Unidos «no es un país fácil, pero tampoco imposible», confiesa Damià. «Valoran las aptitudes y el talento, y el español es un idioma en auge», añade.
Damià recuerda sus primeros pasos recorriendo mundo, y reflexiona: «La primera vez, como tantos jóvenes de mi generación, viajé con una beca Erasmus para estudiar en Europa, como ya he explicado. Creo que los erasmus hemos sido los primeros en llevar a la práctica el concepto humano de Europa… sería una pena perder estas ayudas«. Ahora, tres años después, y a punto de regresar a España para pasar las Navidades, desconoce si ha de comprar el billete de vuelta a las Américas. Aunque él tiene claro su deseo: «Crucemos los dedos para que sí».
(Fotografía tomada en el Newseum de Washington, Estados Unidos. Detrás, el Capitolio. Autora: Raquel Godos)