marta 
En Viviendo Abroad nos gusta ser originales hasta por Navidad. ¿Volver a casa como el turrón? De eso nada. Hoy os proponemos dos destinos: uno para los esquiadores con ganas de Formigal (Huesca), y otro más reciente, que acabamos de saborear. Se trata de Cuenca. Gastronomía y senderismo para quienes quieran el combatir el frío con una propuesta viajera económica y saludable.
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Si el año pasado el puente de la Constitución fue intenso, este año no se ha quedado corto. Nos decantamos por Cuenca, la ciudad de las casas colgadas: hemos caminado muchísimo, disfrutado aún más…Y todo por menos de 150 euros por persona (sí, ¡todo incluido! alojamiento, dietas, gasolina y extras). Os contamos.
Ha sido la cuarta vez que viajo en modo blablacar, pero la primera como conductora. Nunca es lo mismo viajar a tu ritmo que con prisas. Después de disfrutar del paisaje que ofrece Castilla La-Mancha, las pérdidas en la ruta, las canciones en el coche…Llegamos a destino. Nos esperaba una grata sorpresa: un acogedor apartamento en la otra parte del río Júcar, a 15 minutos de la ciudad alta de Cuenca. Aposté por la impresionante experiencia que ofrece airbnb (mi primera vez fue en Sevilla) y quedé impresionada. Mer, nuestra anfitriona, había cuidado cada detalle del piso: teníamos el desayuno cubierto y unos deliciosos bombones de recepción, además de tantos otros detalles.
Gastronomía y Cuenca
El primer día fue el viernes. Llegamos e iniciamos nuestra orientación (¡mapa, y a la aventura!). Antes que nada, llenamos los estómagos en La Barrica de San Miguel, un restaurante ideal para probar el verdadero morteruelo, potaje de garbanzos, sopa castellana…y una carrillada que todavía sueño. Descubrimos que el pastel de queso con arándanos, por allá, es impresionante. Al atardecer, empezamos a subir hacia la plaza Mayor, donde las vistas de las hoces del Júcar y Huécar, respectivamente, nos dejaron los ojos como platos. Tanteamos el terreno, nos atrevimos a cruzar el puente de hierro y reposamos en una cafetería. 
El sábado convencí a mis compañeros de viaje para ir a Tragacete. Antes, paramos en El ventano del diablo y en Ciudad Encantada. Las vistas son espectaculares durante todo el trayecto. Especial es el nacimiento del río cuervo, que conseguimos fotografiar helado y nevado. A la vuelta, para comer, probamos la carne de ciervo y las migas de pastor en el Hostal Serranías…pura casualidad, ¡pero vaya si acertamos! La noche del día culminó en Cuenca, en la zona más juvenil. Vimos un cartel que anunciaba una de jazz al vivo en un pub genial llamado Monet. Sobra decir que nuestros pies se desmadraron. El domingo volvíamos a casa, al trabajo. Pero sabíamos que no íbamos a desaprovechar Cuenca de día. Por otro camino, nos acercamos hasta el Auditorio, que es una pasada, entramos a la catedral y conocimos más de cerca a Zóbel y Torner, en el Museo de Arte Abstracto de Cuenca.
¿Qué nos dejamos por descubrir? A parte de casi olvidar la cámara en un taxi, el alijú -que trajimos para probar en casa- y ganas de reencontrarnos con un ambiente tan acogedor como el que ofrece esta ciudad Patrimonio de la Humanidad.
Frase de un taxista segoviano encantador: «Se dice que los conquenses llaman fresco al frío».
(Fotografías por Marta 1) carretera Uña-Tragacete 2) Migas de pastor 3) nacimiento río Cuervo)
Hola Marta, ni una propia conquense podría describir un viaje a Cuenca en fin de semana como tú lo has hecho.
En Cuenca hace mucho fresco en invierno pero cada estación te da un color mágico, disfrutar de los ocres en otoño al blanco navideño pasando por los verdes de primavera y verano todo acompañados con ese paisaje espectacular que dan las hoces de los dos ríos que rodean la ciudad Jucar y Huecar . Senderismo, escalada, montañismo o simplemente un paseo con el que disfrutar Cuenca. Viviéndola … Sintiéndola!!